Un blog debe ser una página abierta a las emociones, a los sentimientos y a la sinceridad. Un blog debe ser una mirada de cariño y una sonrisa permanente.
Todos esos que siguen a tu lado, te disculpan, te acogen y te protegen, y no pueden pedirte menos que unas palabras que sean como margaritas deshojadas en las que al final triunfe el sí, y los "noes" no tengan cabida, o queden en el suelo barridos por el mismo viento que cada día difumina las arenas del desierto y escalona las pirámides más antiguas.