Vivimos en un mundo acelerado y activo, en el que la prisa es una constante en la mayoría de los seres: Un parámetro implantado fundamentalmente por la urgencia de una sociedad industrial que ansía ver enseguida realizado todo lo que se propone, sin importarle a veces la perfección o la corrección de lo hecho, y sin importarle tampoco el estrés casi permanente al que aboca a sus miembros (seres humanos, a fin de cuentas, sujetos al deterioro, a las pasiones y a las necesidades materiales), que, no obstante, son, a su vez, los creadores de esta sociedad, que, en algunos casos, tiene poco de humana. La vida breve es un libro de microrrelatos que, sin pretenderlo, participa del aforismo y de la prosa poética, en el que, la mayor parte de las veces, hay que leer entre líneas, y que está dedicado a todos aquellos que de la intranquilidad hacen su ropaje favorito, y a todos aquellos que en la velocidad, en el apremio y en la urgencia quieren ver virtudes.
Vivimos en un mundo acelerado y activo, en el que la prisa es una constante en la mayoría de los seres: Un parámetro implantado fundamentalmente por la urgencia de una sociedad industrial que ansía ver enseguida realizado todo lo que se propone, sin importarle a veces la perfección o la corrección de lo hecho, y sin importarle tampoco el estrés casi permanente al que aboca a sus miembros (seres humanos, a fin de cuentas, sujetos al deterioro, a las pasiones y a las necesidades materiales), que, no obstante, son, a su vez, los creadores de esta sociedad, que, en algunos casos, tiene poco de humana.
ResponderEliminarLa vida breve es un libro de microrrelatos que, sin pretenderlo, participa del aforismo y de la prosa poética, en el que, la mayor parte de las veces, hay que leer entre líneas, y que está dedicado a todos aquellos que de la intranquilidad hacen su ropaje favorito, y a todos aquellos que en la velocidad, en el apremio y en la urgencia quieren ver virtudes.